jueves, 15 de marzo de 2012

GALLITO · BANDA CRUZ ROJA DE VALENCIA

Fue en Valencia, que en estos días celebra sus festejos falleros, en donde este pasodoble tan torero, Gallito, fue compuesto y estrenado hace 108 años. Su autor fue el maestro Santiago Lope Gonzalo que un año antes, en 1903, había sido nombrado director de la recién fundada "Banda Municipal de Valencia". Pero este pasodoble -junto a otros tres que nacieron al mismo tiempo y que en su momento, al menos dos, tendrán su espacio en este CANCIONERO TORERO- tiene una historia que no voy a ser yo quien la cuente, le cedo los trastos a don Juan Silva Berdús que lo explica así en su libro "Música y Toros: El pasodoble torero".
"De los cuatro pasodobles que compusiera el maestro Santiago Lope Gonzalo para la corrida de la Asociación de la Prensa de Valencia del año 1904, el de mayor popularidad alcanzada ha sido, sin duda, su inmortal Gallito, considerado por gran número de profesionales de la música y aficionados, paradigma del pasodoble torero. Un pasodoble, Gallito, que no fue dedicado por su autor, contra lo que muchos aficionados pudieran creer y algún crítico taurino ha dejado escrito en la prensa, al mayor de «Los Gallos», al genial Rafael; ni como cabría suponer, a «Joselito», muy niño aún en la fecha en que fue escrito. Lo fue a Fernando Gómez Ortega, hermano de ambos y segundo hijo varón del señor Fernando «El Gallo». Modesto novillero con alternativa tomada en México, no confirmada en Madrid, y que acabaría siendo un eficaz banderillero en las cuadrillas de sus hermanos. Un pasodoble, Gallito, que muy pronto alcanzaría notoria celebridad y renombre, a lo que, sin duda contribuye, aparte la torería de sus alegres y garbosos compases, el hecho de que tan bella partitura estuviese dedicada a uno de los componentes de una de las dinastías más toreras, si no la más, del mundo de los toros, la de «Los Gallos».
¿Cómo fue que el maestro Santiago Lope Gonzalo compusiera y dedicara tan precioso pasodoble al torero menos destacado de la dinastía de «Los Gallos»? ¿Por qué a un novillero de tan escasas glorias toreras? Sucedió que en el año 1904, el 29 de junio, la Asociación de la Prensa de Valencia organizó, para beneficio propio, una novillada tan modesta como modestos eran los cuatro diestros que componían el cartel: Fernando Gómez Ortega «Gallito Chico»; el valenciano, Agustín Dauder Borras y, los sevillanos, Manuel Pérez Gómez «Vito» y Ángel González Mazón «Angelillo». Sus organizadores, a falta de un cartel más atractivo, pretendieron darle mayor esplendor y lucimiento a la novillada en cuestión con el estreno de cuatro pasodobles dedicados a los cuatro novilleros participantes en tan modesto festejo taurino. Tan comprometida como trabajosa labor le fue encomendada al entonces Director de la Banda Municipal de Valencia, el maestro Santiago Lope Gonzalo, quien sumamente inspirado, compuso en pocas fechas las cuatro partituras que le fueron solicitadas, siendo la de Gallito, tras su estreno, la que mayor éxito alcanzara con el transcurrir del tiempo. De la popularidad alcanzada por tan toreras e inmortales partituras, y de la veneración que el pueblo de Valencia sentía por su autor, dan idea los siguientes hechos: Cuatro años después de componer tan toreros pasodobles, el músico riojano de Ezcaray fallecía a la edad de 38 años en el pueblo valenciano de Burjasot, a donde había acudido al reclamo de sus aguas para tratar de aliviar, en lo posible, una grave dolencia estomacal que padecía, y que, a la postre, sería causa de su prematura muerte. Cuando el pueblo de Valencia conoce tan lamentable y funesta noticia, se lanza a la calle para despedirlo y darle su último y postrero adiós, en tanto su querida Banda Municipal de Valencia, sin la experta batuta que la dirigiera durante cinco años, luciendo lazos negros en los uniformes, interpreta la marcha fúnebre de «El ocaso de los dioses», de Richard Wagner. Pero el mucho público congregado no quiso despedir a su querido y admirado músico, en mañana gris y desapacible, con marcha tan patética, y sí, en cambio, quiso darle su postrero adiós escuchando uno de los pasodobles por él compuestos. El elegido, como no podía ser de otro modo, fue su célebre y universal Gallito.
Y puestos a contar curiosidades acerca de tan celebrada partitura, dejemos constancia de un hecho que roza la leyenda y la fantasía. Se cuenta que los admiradores y amigos del llorado maestro Santiago Lope sostenían, y vinieron propagando durante algún tiempo, que los días de corrida en la plaza de toros de Valencia, retirando el marco del cristal que cubría la lápida del panteón donde reposaban los restos del músico, y aplicando el oído contra el mármol, se podía escuchar con claridad, aunque tenuemente, la melodía del famoso pasodoble, y que el fervor popular decía ser interpretada por no se sabía qué raros músicos espirituales. Verídico o no, verdadero o inventado, lo cierto es que este rumor, con más tintes de fantasía que de realidad, ha venido a engrandecer mucho más la fama y popularidad de que goza tan bella partitura, elevándola a la consideración, me atrevería a decir, de mítica y legendaria. Por último, y como curiosidad a tener en cuenta, digamos que las cuatro partituras a que nos hemos referido se estrenaron en la ya mencionada corrida de la Asociación de la Prensa y fueron interpretadas durante el tercio de banderillas por las siguientes Bandas de Música: La de la Beneficencia, la de Veteranos, las de los vecinos pueblos de Catarroja y Torrente, la del Regimiento de Mallorca, y, por supuesto, la Municipal de Valencia, dirigida en tan señalada fecha por el autor de los cuatro pasodobles, el maestro Santiago Lope Gonzalo. El éxito alcanzado fue tal y gustaron tanto las cuatro piezas musicales, que hubieron de repetirse pasados unos días, interpretadas por la última de las Bandas citadas, en un Concierto celebrado en La Glorieta de la capital del Turia."
El vídeo que enlazamos está alojado en el canal de "La Banda de Música de la Cruz Roja Española de Valencia" que son los intérpretes de esta versión del famoso pasodoble Gallito.

1 comentario: